lunes, 4 de abril de 2016

EL SENTIDO DE LA VIDA, Por José Herrador.

Vivir no es solo existir, sino existir y crear. Saber gozar y sufrir y no dormir sin soñar. Descansar es empezar a morir. Gregorio Marañón.

¿Cuál es la causa más común de estrés en nuestra vida? Aunque pueda sorprendernos a primera vista la causa más común de muchos de nuestros problemas es no encontrar sentido a nuestra vida. No saber  a dónde vamos, ni qué queremos, estamos desorientados, indecisos... Esta situación de incertidumbre personal, esta falta de proceso orientativo, es la causa más frecuente de estrés. El sentido de la vida lo encontramos en la certidumbre de nuestro proceso de vida, en la creación de nuestro camino.

Pensar en el sentido de la vida es orar decía L. Wittgenstein. Hay momentos de la vida especialmente significados para cada uno de nosotros que nos invitan a la reflexión y a la meditación. Hechos que nos golpean de mucha gravedad, catástrofes cercanas, enfermedades, muertes repentinas no esperadas de familiares o amigos. En esos momentos a muchos se nos aparecen las “preguntas últimas”: ¿Qué sentido tiene el mundo? ¿Qué sentido tiene mi existencia? ¿Para qué sufrir? ¿Para qué luchar? ¿Qué es lo que merece ser vivido? ¿Qué merece la pena hacer? Conviene dedicar unos minutos a buscar respuestas a estas preguntas trascendentes. El pensar sobre ellas nos puede liberar de ellas, aunque parezca paradójico. En las dinámicas de grupo que hacíamos entonces uno de los primeros ejercicios era reflexionar sobre “mi vida” y dibujar en una hoja en blanco el proceso seguido hasta el momento presente, luego podíamos presentarnos a nuestros compañeros con la reflexión proyectada en la hoja de papel. Este ejercicio no nos proporcionaba respuestas a dichas preguntas, pero sí nos ayudaba a encontrar sentido a la vida y a seguir creciendo como personas al lado de los demás.


En la miseria de nuestras vidas, la ciencia no tiene absolutamente nada que decirnos, pues excluye por principio los problemas que son más acuciantes para el hombre: saber si tiene o no tiene sentido la vida de uno tomada como un todo.
El poeta Joan Maragall expresa esta capacidad de auto trascendencia en un texto muy bello: Vivir es desear más, siempre más: desear, no por apetito, sino por ilusión. La ilusión, ésta es la señal de vida; amar, esto es la vida. Amar hasta el punto de poder darse por lo amado. Poder olvidarse de sí mismo, esto es ser uno mismo; poder morir por algo, esto es vivir. El que solo piensa en sí no es nadie, está vacío; el que no es capaz de sentir gusto de morir, es que ya está muerto. Solo el que puede sentirlo, el que puede olvidarse a sí mismo, el que puede darse, el que ama, en una palabra está vivo. Y entonces no tiene sentido echar a andar. Ama y haz lo que quieras.

Viktor Frankl escribió en 1945 El hombre en busca de sentido, donde describe la vida del prisionero de un campo de concentración desde la perspectiva de un psiquiatra. En esta obra expone que, incluso en las condiciones más extremas de deshumanización y sufrimiento, el hombre puede encontrar una razón para vivir  basada en su dimensión espiritual.



Vivir una vida con sentido es vivir en autonomía, con seguridad, con energía y con impulso vital. Vivir con sentido te permite tomar decisiones, analizar el camino que estás recorriendo, debatir y cambiar de opinión si es necesario. Si puedes decidir tu futuro podrás disfrutar de tu presente sabiendo que estás haciendo lo que quieres hacer. Cuando tu vida cobra sentido desaparece la tensión y empiezas a vivir.
Los resultados de numerosos estudios compilados por Sonja Lyubomirsky, profesora e investigadora en temas de felicidad y bienestar de la Universidad de California en Riverside,  nos indican que vivir una vida con sentido te permite encajar mejor, reparar y contrarrestar los estados emocionales negativos, permite tolerar mejor el dolor físico y te ayudará a mejorar tu salud debido a la estrecha relación que existe con tu estado emocional.

 ¿A qué esperamos?

No hay comentarios:

Publicar un comentario