lunes, 14 de diciembre de 2015



“El hombre es una realidad que esencialmente tiene que ir haciéndose” Xavier Zubiri.

En cierta ocasión le preguntaban al tenor Alfredo Kraus si por las mañanas escuchaba música, a lo que contestó: No, aprecio mucho el silencio y el aire puro. Estamos faltos de eso. Me molesta caminar por la calle, porque sé que respiro lo que no debo.
En nuestros mundos lo que hay es ruido y lo difícil es encontrar ámbitos de silencio. Para disfrutar del silencio tenemos que aislarnos o salir de los entornos urbanos. El silencio nos ayuda a la abstracción, a la reflexión y a la comunicación con los otros. El silencio no es pasividad, sino actividad y relación consigo mismo o con los otros. 



En el silencio está la verdad. Añoramos el silencio que incluso también se ha convertido en un bien de consumo. Los músicos cantan al silencio como una manera de pregonar la necesidad del mismo. La música nos invita al silencio. En el silencio es cuando podemos preguntarnos por lo trascendente y el sentido de nuestras vidas. El silencio se escribe, se ofrece a la escucha. En la escritura musical el silencio es figura y cada nota figurada posee su recíproca figura silenciosa, la figura de pausa. En el lenguaje verbal también se grafía el silencio. Así, los puntos suspensivos dejan colgado el discurso, lo suspenden. Pero el valor de estos puntos depende de la palabra que los antecede. En las iglesias, en los museos, en los centros de enseñanza, en los hospitales, etc. se nos pide silencio para respetar a los que están dentro.

F. Torralba en su libro “Rostros del silencio” nos descubre muchos tipos de silencio:
« El silencio epidérmico, el silencio interior, el silencio obstinado, el silencio de la plenitud, el silencio ético, el silencio estético, el silencio impuesto, el silencio masivo, el silencio compasivo, el silencio cruel, el silencio místico, el silencio ascético, el silencio litúrgico, el silencio de los bebés y, por último, el silencio de los muertos». Es preciso hacer el silencio en la escucha y en la mirada para descubrir las formas del silencio.
El silencio es una de las maneras más eficaces de cultivar la inteligencia espiritual. Torralba en su obra sobre Inteligencia espiritual nos dice: “Los pensamientos que crecen desde lo profundo del ser, al calor de una silenciosa reflexión cotidiana, poseen acentos de realidad; se les reconoce porque se transforman en realidad”. Además se convierte en un placentero hábito, como apunta Pablo d’Ors en su Biografía del silencio: Sentarse en silencio y observar lo que sucede dentro para obtener un espejo de la vida y un modo de mejorarla meditando.
Meditar es la forma silenciosa de rezar. La oración admite cuatro formas. Vocal, mental, afectiva (lo importante son los sentimientos y la contemplativa (el silencio). Lo que hacemos en este proceso de meditación es un peregrinaje hasta nuestro propio centro. Este peregrinar exige un clima de silencio que alguien ha llamado “vivencia del desierto”. No es solo el silencio físico sino también el interior, éste es una experiencia que produce temor y vértigo al reconocer la propia realidad. La internalización de esta experiencia nos ayuda a rebosar de poder espiritual, que nos puede llenar de paz o desazón, pero que nos alumbra e impulsa a afrontar la vida con otro enfoque.
Es una práctica universal utilizada en la vida cotidiana. Según los estoicos es un ejercicio espiritual cuyo fin es alcanzar la tranquilidad del alma, la paz de los sentidos y del cuerpo, el silencio interior y la plena integración en la naturaleza.



Lo difícil es callar, ser tú mismo y aceptar eso que te devuelve al silencio. La meditación no es más que una escuela para convivir con uno mismo. Si no soportamos el silencio es porque no nos soportamos, por eso nos escapamos con el movimiento y con el ruido.

La máxima amenaza es que cuando estamos quietos nos sentimos corporalmente inquietos. Es una barrera que debemos atravesar. No hay camino espiritual que no pase por el dominio de uno mismo. Eso se aprende. También nos encontraremos con la distracción mental. Tenemos una jaula de grillos, una mente mono, según dicen en el budismo.
Para meditar comience sentándose cómodo, en su casa u oficina, relájese lo que más pueda, fije su vista en un punto cualquiera, Y DEJE PASAR EL TIEMPO, en silencio. Sentarse de forma erguida, meter un poco el mentón y pensar que un hilo invisible tira de la coronilla hacia arriba. Apoyarse en la pared no es una buena idea. Se puede hacer de rodillas, con las piernas cruzadas o sentado.
 Los pensamientos le vendrán en forma atropellada; NO LES HAGA CASO. Deje que lleguen… solos se irán. Simplemente trate de no pensar. Haga este ejercicio una vez al día por unos 10 minutos y en pocas semanas estará MEDITANDO PARA SU BIENESTAR. Para comenzar le basta.Es fundamental no buscar la perfección formal, tu objetivo es la pureza de corazón que tu intención sea pura y te sientes a mirarte por dentro porque quieres hacer este camino.

El profesional de DO puede encontrar múltiples ocasiones para propiciar espacios de silencio para meditar él y hacer pensar y crear a los equipos objeto de consultoría. Ayudarles a buscar la paz interior es una buena medida para no atropellarse en las exigencias de objetivos de algunos directivos y organizaciones. Los planes estratégicos tendrían mucha más calidad y más sentido si nos diéramos más tiempo para la reflexión y el impacto de los mismos en nuestras personas e instituciones. Dejar reposar las ideas, internalizarlas y sentirlas como parte nuestra que da sentido al presente como proceso y al futuro como intuición colectiva imaginada, energetiza y da fuerza a la vida de la comunidad. El silencio promovido oportunamente ayuda a serenarse ante las incertidumbres y conflictos. Exige paciencia y tranquilidad de espíritu para poder animar a otros (tanto a personas individuales como a equipos) a practicar ese peregrinaje hacia su interioridad. 

La Navidad es un tiempo de convivencia con los amigos y la familia. También podemos encontrar momentos donde encontrar espacios de silencio que nos lleven a un mayor estado de bienestar. Felices fiestas navideñas y que en el 2016 descubramos las potencialidades del silencio como medio de desarrollar nuestra inteligencia espiritual.

miércoles, 9 de diciembre de 2015

IV Jornadas Asociación DHO: Enero 2016

LA INTELIGENCIA ESPIRITUAL: METACOMPETENCIA PARA LOS/LAS CONSULTORES/AS DE DESARROLLO ORGANIZACIONAL.




Sentido de la acción: Desarrollar de forma compartida un constructo sobre la inteligencia coherente y aplicable al Desarrollo Humano y Organizacional, basado en la Teoría de las inteligencias múltiples y sus desarrollos posteriores,  especialmente en lo relacionado con la inteligencia intrapersonal y existencial en lenguaje de Howard Gardner o  inteligencia espiritual en el de otros autores.


Hemos elegido este tema porque nos parece, que aunque estemos operativamente en estos conceptos, no nos hemos formulado la estructura conceptual de los mismos, y por tanto no los desarrollamos en todo su potencial para utilidad de nuestros procesos de cambio, así como para el crecimiento de nosotros mismos como consultores. Creemos que este campo que abrimos es suficientemente atractivo para impulsar nuestro campo de aprendizaje e innovación en el desempeño del rol de consultor de DO, así como en la búsqueda de crecimiento personal.


El proponer convertirlo en grupo de trabajo donde sus miembros comparten, buscan y aprenden juntos alrededor de un tema no es nuevo en nuestra asociación. Sin embargo  queremos revitalizar este modo de encontrarnos, así como de mejorar nuestra actitud hacia el aprendizaje compartido. 


Los objetivos que nos proponemos les podíamos concretar un poco más en los siguientes:




-          Descubrir conceptualmente estas capacidades de forma colaborativa.
-          Auto desarrollarnos y crecer a partir de lo que implican las mismas.
-          Pensar juntos cómo estimular en otros estas capacidades.
-          Descubrir y listar conductas de consultoría y de acompañamiento
-          Enriquecer y formular competencias de DO en el diccionario que tenemos elaborado
-     Incorporar estos conocimientos en futuros máster de desarrollo organizacional.
-          Influir en nuestro entorno social próximo dando a conocer los valores que cimentan estas inteligencias.



En definitiva proponemos esta acción porque creemos que estos aprendizajes nos ayudarán a encontrar un mayor bienestar,  felicidad y eficacia en el desempeño de esta hermosa profesión.



lunes, 30 de noviembre de 2015

IV JORNADAS DE LA ASOCIACIÓN DHO: INTELIGENCIA ESPIRITUAL COMO NUEVA COMUNIDAD DE PRÁCTICA

El día 21 de enero de 2016 en la Facultad de Comercio de la Universidad de Valladolid, se realizará, durante todo el día, unas nuevas jornadas de reencuentro de las personas que componemos la Asociación DHO, así como todas aquellas que estén interesadas en formar parte de ella.

El tema central propuesto es desarrollar, de forma compartida, un constructo sobre la inteligencia coherente y aplicable al Desarrollo Humano y Organizacional, basado en la Teoría de las inteligencias múltiples y sus desarrollos posteriores,  especialmente en lo relacionado con la inteligencia intrapersonal y existencial en lenguaje de Howard Gardner o  inteligencia espiritual en el de otros autores.

Aprovecharemos, también, para llevar a cabo la Asamblea General de Personas Asociadas.

Si estás interesado/a en asistir, confírmanos tu asistencia a asociaciondho@gmail.com.

Pronto colgaremos la programación.

¡¡TE ESPERAMOS!!

viernes, 20 de noviembre de 2015

ENTUSIASMARSE CON LA ASOCIACIÓN DHO, por José Herrador Alonso


La mayor parte de este texto está extraído del libro “Inteligencia Espiritual” de F. Torralba. Dentro de lo que Torralba llama los poderes de la Inteligencia Espiritual, habla de uno de ellos que denomina “La llamada interior”. Para Torralba la llamada interior es la “vocatio” que puede emerger del interior de nuestra conciencia. Para otros es el sentido religioso de vocación.




 A mí me interesa que nos fijemos en la primera acepción. Las personas somos capaces de auscultar esta llamada. La felicidad tiene mucho que ver con la conexión adecuada con esta “vocatio” que hemos escuchado y seguido profesionalmente.




El artista que pinta por vocación no lo hace por coacciones externas o internas; tampoco para quedar bien con alguien, o para hacerse un nombre en la historia. Pinta porque su naturaleza se lo exige, porque no puede hacer otra cosa que pintar, porque mientras pinta su vida se hace una, porque mientras está concentrado en su composición, se entusiasma plenamente con lo que hace, experimenta que su vida tiene sentido. Lo mismo le ocurre al maestro que enseña movido por la voz interior, al filósofo que piensa o el escritor que escribe. O el consultor de DO que ayuda…



En la Wikipedia una de las acepciones de entusiasmo que para mí es más interesante es: Atención y esfuerzo que se dedica con empeño e interés al desarrollo de una actividad o trabajo. La palabra entusiasmo proviene del griego y significa tener un dios dentro de sí. La persona entusiasmada era aquella que tomada por uno de los dioses, era guiada por su fuerza y su sabiduría, y, por ese motivo, se pensaba que podría transformar la naturaleza y hacer que ocurrieran las cosas. 

El entusiasmo es considerada una de las emociones más positivas ya que no sólo se la relaciona con la sensación de placer o de estar a gusto, sino que también se vincula con la idea de sentirse incentivado, interesado, comprometido con algo para llevarlo a cabo de la mejor manera posible. El entusiasmo se siente entonces como algo interno que transmite fuerza a la persona para que pueda seguir adelante con sus actividades.

Podemos decir que en las sociedades actuales el entusiasmo es un bien preciado ya que la constante ansiedad o sensación de cansancio o malestar que las personas suelen sufrir por tener que llevar un estilo de vida agitado y apresurado impide que uno pueda sentirse entusiasmado tanto a nivel físico como también a nivel emocional. En este sentido, la idea de entusiasmo tiene que ver con salir de una rutina, hacer algo nuevo y variar para así descubrir o aprender nuevas cosas. Las jornadas rutinarias y cansadoras impiden entonces que alguien se sienta entusiasmado. 

Solo las personas entusiasmadas pueden resolver los problemas que se presentan. El entusiasmo no es una cualidad que se construye o que se desarrolla. La persona entusiasta cree en su capacidad de transformar las cosas, cree en sí mismo, en los demás, en la fuerza que tiene para transformar el mundo y su propia realidad. Está impulsada a actuar en el mundo, a transformarlo, movida por la fuerza y la certeza en sus acciones. El entusiasmo es lo que da una nueva visión de la vida.



Es distinto del optimismo. Muy frecuentemente se confunde lo uno con lo otro. Optimismo significa creer que algo favorable va a ocurrir, inclusive anhelar que ello ocurra, es ver el lado positivo de las cosas, una postura amable ante los hechos que ocurren, mientras que el entusiasmo es acción y transformación, la reconciliación entre uno mismo y lo hecho.





Una de las explicaciones de la motivación aceptadas más amplia­mente es la teoría de las expectativas, de VictorVroom.Aunque tiene sus criticas, la mayor parte de la evidencia de la investigación (Universidad de Standford) apoya esta teoría. Los pigmaliones no solo son optimistas con sus hijos, discípulos o  colaboradores, sino que les energetizan y colocan en posición de que ellos consigan sus ilusiones y proyectos. Los pigmaliones son líderes en acción.

Solo hay una manera de ser entusiasta, actuando entusiásticamente. La persona que vive conforme a la llamada interior, vive intensamente su vida, cuenta cada segundo de su existencia, porque cada momento es una ocasión para llevar a cabo su vocación. Desconoce el aburrimiento, la apatía y la desidia.

La vocación es la raíz del entusiasmo, un apasionante viaje que no sabemos cómo ni cuándo concluye. No se consigue a bajo precio, está rellena de compromiso y lucha cotidiana. La felicidad, según Torralba, está estrechamente conectada con nuestra capacidad de entusiasmarnos con nuestra “vocatio”. El DO y su consultoría conllevan “vocatio”.



Nuestra asociación DHO necesita de personas entusiastas y no solo optimistas. Somos una organización aún joven, nacida con muchos proyectos e ilusiones que necesita de personas con vocación por la ayuda a los demás. En esa ayuda al desarrollo de los otros está nuestra maduración y crecimiento. Os invito a la reflexión ¿Somos optimistas o entusiastas? ¿En qué grado tenemos desarrollado ese poder espiritual que describe F. Torralba en su libro sobre La Inteligencia Espiritual? ¿Qué estamos dispuestos a hacer?