miércoles, 15 de julio de 2015

"LAUDATO SI" Y EL DO, Por José Herrador Alonso



Me sorprendió gratamente la publicación de esta encíclica por parte del Papa Francisco. La he leído con avidez encontrando en ella cantidad de reflexiones que enmarcan nuestra actividad de consultores de DO. Es un documento clave para tomar conciencia de los graves problemas que tenemos en la “casa común”, como gusta  llamar Francisco a lo largo del documento a nuestro planeta.



El desafío urgente de proteger “nuestra casa común” incluye la preocupación de unir a toda la familia humana en la búsqueda de un desarrollo sostenible e integral, pues sabemos los profesionales del DO que las cosas pueden cambiar para bien.

 A pesar de los esfuerzos del  movimiento ecológico mundial muchos esfuerzos para buscar soluciones concretas a la crisis ambiental suelen ser frustrados no sólo por el rechazo de los poderosos, sino también por la falta de actitud ya negando el problema o la indiferencia (“después de mí el diluvio”). Necesitamos una solidaridad universal nueva.
Al cambio permanentemente acelerado de la humanidad y del planeta se une hoy la intensificación de ritmos de vida y de trabajo, en eso que algunos llaman «rapidación». Nunca en nuestra jerga habíamos usado este término. He buscado en internet y lo definen como el nuevo fenómeno que socialmente nos enreda a casi todos en nuestra sociedad del bienestar, y que consiste en dar a nuestros quehaceres cotidianos un ritmo desorbitado. Todo hay que hacerlo rápidamente, porque hemos hecho realidad eso de que "el tiempo es oro", es decir, que el tiempo es solo para ganar y así poder consumir. Nos domina lo que desde el Análisis Transaccional se definió como mini guiones de vida, uno de los cuales es “trata y trata” “y no disfrutes”.

 Si bien el cambio es parte de la dinámica de los sistemas complejos, la velocidad que las acciones humanas le imponen hoy contrasta con la natural lentitud de la evolución biológica. A esto se suma el problema de que los objetivos de ese cambio veloz y constante no necesariamente se orientan al bien común y a un desarrollo humano, sostenible e integral. El cambio es algo deseable, pero se vuelve preocupante cuando se convierte en deterioro del mundo y de la calidad de vida de gran parte de la humanidad. 

El Papa se detiene a lo largo de la encíclica en relacionar las diferentes variables que afectan a nuestro entorno planetario. Ejemplo de algunas de ellas son:

Contaminación, basura, cultura del descarte, deforestación y su efecto en el cambio climático que afectan a la salud de las personas y especialmente la sufren los más pobres. Insiste Francisco que el clima es un bien común de esta casa común. Es un sistema complejo relacionado con muchas condiciones esenciales de la vida humana, que los países con más recursos tratan de enmascarar los síntomas reduciendo algunos impactos negativos del cambio climático.

Enfatiza también el problema del agua (mala calidad en perjuicio de las sociedades pobres), así como el abusivo consumo de los recursos naturales por parte de los países desarrollados donde “el hábito de tirar alcanza niveles insoportables” sin atender el problema de la pobreza. En la encíclica se percibe con facilidad la preocupación por las clases humildes, por los pobres y cómo éstos son las víctimas del modelo económico vigente.

Critica con fuerza las prácticas depredadoras de los recursos de la tierra como océanos, selvas y bosques donde habitan especies en grave peligro de extinción y la consiguiente pérdida de la biodiversidad.

Especial consideración presta al deterioro de la calidad de la vida humana y degradación social como consecuencia del actual modelo de desarrollo económico-social. La deuda externa de los países pobres se ha convertido en un instrumento de control, pero no ocurre lo mismo con la deuda ecológica. De diversas maneras, los pueblos en vías de desarrollo, donde se encuentran las más importantes reservas de la biosfera, siguen alimentando el desarrollo de los países más ricos a costa de su presente y de su futuro.
  
Cita los efectos de la digitalización (la última revolución), las nuevas tecnologías en la exclusión social, la inequidad en la disponibilidad de energía y otros servicios, el narcotráfico creciente y la pérdida de identidad. 

Nos advierte que no suele haber conciencia clara de los problemas que afectan particularmente a los excluidos. Ellos son la mayor parte del planeta, miles de millones de personas y la verdadera sabiduría es producto de la reflexión, del diálogo y del encuentro generoso entre las personas; no se consigue con una mera acumulación de datos que termina saturando y obnubilando, en una especie de contaminación mental.
Pero hoy no podemos dejar de reconocer que un verdadero planteamiento ecológico se convierte siempre en un planteamiento social, que debe integrar la justicia en las discusiones sobre el ambiente y escuchar tanto  clamor, en el cual nos incluimos los profesionales del DO pregonando valores sustantivos y universales.

A la vista de lo expuesto Francisco clama diciendo: “Estas situaciones provocan el gemido de la hermana tierra, que se une al gemido de los abandonados del mundo, con un clamor que nos reclama otro rumbo.

Hoy creyentes y no creyentes estamos de acuerdo en que la tierra es esencialmente una herencia común, cuyos frutos deben beneficiar a todos”.

De la prensa reciente tomo esta noticia: Después de la encíclica del papa Francisco, y del reciente contundente compromiso de China, 36 premios Nobel han expresado públicamente hoy su preocupación sobre las consecuencias del cambio climático, y han pedido a los líderes de todo el mundo actuar para limitar las emisiones de gases de efecto invernadero. En una declaración firmada en la isla de Mainau, en el lago de Constanza (sur de Alemania), los galardonados con el máximo reconocimiento a la carrera científica recuerdan que hace 60 años en la misma isla se firmó una análoga declaración contra el uso de las armas nucleares, más conocida como Declaración de Mainau. Entonces fueron 18 los laureados que la redactaron –entre ellos los físicos Werner Heisenberg, Otto Hahn y Max Born– a los que se añadieron más tarde otros 52 premios Nobel.

Creemos que nuestro mundo afronta hoy,” escriben en su declaración de hoy, “otra amenaza de una magnitud comparable [a la de hace 60 años]”. Según los científicos más reputados del planeta, el cambio climático es una realidad que pone en peligro el bienestar de la humanidad entera.

A la vista de los análisis presentados los profesionales del DO debemos hacernos preguntas que orienten nuestras acciones de consultoría para ayudar al cambio que necesitan nuestros entornos diferentes, ya sean ambientales, sociales y políticos:


¿El medioambiente debe ser objeto de nuestro estudio e intervención?

¿Cómo podemos trabajar por el DO con un entorno putrefacto?

¿Con el actual enfoque de DO ayudamos a resolver estos problemas?

¿Con los procesos de consultoría que afrontamos en las organizaciones contribuimos a este cambio positivo que nos demanda la sociedad?

¿Qué otros cambios y enfoques son necesarios para enriquecer las categorías conceptuales del DO?

¿Qué actitud expresamos nosotros ante esta problemática?

¿Qué papel podría tener nuestra asociación en este proceso necesario de cambio global y planetario?

Y otras…

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