Queremos convocaros próximamente para
celebrar un encuentro que nos permita constituir una nueva comunidad de
aprendizaje que trabaje y comparta todo lo que encontremos y produzcamos sobre
este tipo de inteligencia que Gardner incluyó muy al final de su Teoría de las
inteligencias múltiples. Cada vez estoy más convencido que es un tipo de
capacidad que nos ayudará a potenciar mucho más nuestras intervenciones en
consultoría de DO. Recientemente Eduardo Escobés me ha sugerido un libro que
aún no tengo en mi poder, pero del que he leído varias recensiones y síntesis
las cuales me sugieren mucho la necesidad de trabajar este tipo de
inteligencia.
Estoy leyendo otra vez el libro Inteligencia
Espiritual, de Francesc Torralba, director de la cátedra Ethos de la
Universidad Raimon Llull. De él recojo muchas de las reflexiones que apunto en
esta entrada,
Tres frases para ilustrar la reflexión sobre la
“inteligencia espiritual”
"No seas
una gallina. Sé un águila. Las gallinas sólo hacen ruido y se quejan,
las águilas se elevan por encima del grupo”.
las águilas se elevan por encima del grupo”.
Después de todo este tiempo, el Sol nunca le ha dicho
a la Tierra:”Estás en deuda conmigo". Pensad en lo que puede hacer
un amor así...iluminar todo el mundo.
“La felicidad no es un destino es la actitud con la
que se viaja por la vida”
Sobre inteligencia he encontrado muchas definiciones.
Aquí recojo la definición que fue suscrita por cincuenta y dos investigadores
en 1994:
Una capacidad mental muy general que, entre otras
cosas, implica la habilidad de razonar, planear, resolver problemas, pensar de
manera abstracta, comprender ideas complejas, aprender rápidamente y aprender
de la experiencia. No es un mero aprendizaje de los libros, ni una habilidad
estrictamente académica, ni un talento para superar pruebas. Más bien, el
concepto se refiere a la capacidad de comprender el propio entorno.
La inteligencia
no sólo se reduce a lo académico sino que es una combinación de todas las
inteligencias (9 inteligencias según Howard Gardner -La estructura de la
mente-). Ser hábil en el deporte o en las relaciones humanas implica unas
capacidades que, por desgracia, no están seriamente contempladas en los
programas de formación académica.
Según Howard Gardner, creador de lateoría de las inteligencias múltiples, la
inteligencia es la capacidad para resolver problemas o elaborar productos que
puedan ser valorados en una determinada cultura. Propuso varios tipos de
inteligencia, igual de importantes: Inteligencia lingüística,
lógico-matemática, musical, espacial, musical, corporal-cinestésica,
intrapersonal, interpersonal y naturalista, existencial o filosófica (estas dos
las incorporó posteriormente al primer listado de inteligencias.
"Que no existe un
único tipo de inteligencia lo sabemos desde hace mucho. Sabemos que hay
personas con una gran habilidad lógico-matemática y una reducida inteligencia
lingüística, y otras con una inteligencia espacial muy desarrollada y una
notable falta de habilidad emocional. ¿Y
la inteligencia espiritual?Es la que nos permite transcender, crear y, en
última instancia, ser felices de una manera profunda y duradera.
Solo lo
espiritual es libre en el ser humano frente a los otros porque no es
biológico. La demostración de que el ser humano no es esclavo de sus instintos.
Esta inteligencia es la que le permitió a Viktor Frankl sobrevivir en el campo
de concentración de Auschwitz, tal como comenta en su libro “En busca del
sentido”.
.
Aunque Howard
Gardner no la nombró en su teoría de las
inteligencias múltiples, se refirió a la inteligencia espiritual como
inteligencia existencial o transcendente. Gardner describe la capacidad central de la
inteligencia espiritual como:
“La capacidad de situarse
uno mismo en relación con las facetas más extremas del cosmos –lo infinito y lo
infinitesimal- y la capacidad de situarse uno mismo en relación con
determinadas características existenciales de la condición humana, como el
significado de la vida y de la muerte, el destino final del mundo físico y el
mundo psicológico, y ciertas experiencias como sentir un profundo amor o
quedarse absorto ante una obra de arte”.
La inteligencia
espiritual admite varias definiciones, todas ellas compatibles y
complementarias entre sí, sin embargo la más básica se refiere a ella como: La capacidad de ser feliz a pesar de las
circunstancias. Esta definición fue dada por Ramón Gallegos en su libro Inteligencia Espiritual (2006), que
es el primer libro escrito en español sobre el tema.
Según
Torralba: “Nos referimos a una inteligencia que
nos faculta para preguntar por el sentido de la existencia, para tomar
distancia de la realidad, para elaborar proyectos de vida, para trascender la
materialidad, para interpretar símbolos y comprender sabidurías de vida. El ser
humano es capaz de un conjunto de actividades que no se explican sin referirse
a este tipo de inteligencia. Es especialmente cultivada en los grandes maestros
espirituales, en los filósofos y artistas, también en los creadores”.
Para Zohar y Marshall “la Inteligencia Espiritual
es la inteligencia primordial; es la inteligencia que nos permite afrontar y
resolver problemas de significados y valores, ver nuestra vida en un contexto
más amplio y significativo y al mismo tiempo determinar qué acción o camino es
más valioso para nuestra vida. Consideran
que la inteligencia espiritual está en todo nuestro ser, como una totalidad
trabajando de manera armónica con la inteligencia racional y la inteligencia
emocional”.
La Inteligencia Espiritual se distingue por las siguientes
características que he entresacado de los diferentes autores citados:
•
Capacidad de ser flexible
•
Poseer un alto nivel de conciencia de sí mismo
•
Capacidad de afrontar y trascender el dolor y
el sufrimiento
•
La capacidad de ser inspirado por visiones y
valores
•
Reluctancia a causar daños innecesarios
•
Tendencia a ver las relaciones entre las cosas
(holismo)
•
Marcada tendencia a preguntar ¿Por qué? o ¿Y si? y a pretender respuestas fundamentales
•
Facilidad para estar contra las convenciones
sociales
•
Capacidad de trascendencia del mundo físico y
cotidiano para tener una percepción más elevada de sí mismo y del mundo
circundante (ver la realidad desde la visión del águila)
•
Capacidad de significar la actividad y los acontecimientos
con un sentido: Significa ver los acontecimientos con un propósito y con una
perspectiva personal.
•
Comportarse de un modo virtuoso, es decir, el
comportamiento ético consciente en las tareas y responsabilidades de la vida.
•
Capacidad de aprender a ser
Si potenciamos estas facultades creceremos en
creatividad, consciencia crítica y autocrítica, más calidad relacional (mirar
más profundo), seguridad personal, sentido de los límites, capacidad de dar y
recibir feedback. Equilibrio interno emocional, definir la vida como proyecto
desde una dimensión trinitaria del tiempo (pasado, presente y futuro),
crecimiento en resiliencia, etc.
Siguiendo a SimoneWeil, Torralba en su libro, recoge las necesidades de orden espiritual son: “ la necesidad de sentido, la de reconciliación con uno mismo y con la vida, la de reconocimiento de la propia identidad como persona, la de orden, la de verdad, la de libertad, la de arraigo, la de orar, la simbólico-ritual y la de soledad y silencio. Para el Dr. Torralba, la inteligencia espiritual responde a siete preguntas: ¿Quién soy yo? ¿Qué será de mí? ¿De dónde vengo? ¿Cuál es el sentido de la vida? ¿Para qué todo? ¿Por qué todo? ¿Existe Dios?”
La atrofia de la inteligencia espiritual
conlleva graves problemas. El fanatismo, la banalidad, el servilismo, el
dogmatismo, el sectarismo y otros graves dramas que atañen al mundo actual son
la clara consecuencia de un déficit de inteligencia espiritual. Una persona
espiritualmente inteligente tiene capacidad para analizar con profundidad lo
que ocurre en su vida y en la vida de los otros, tiene el poder para descubrir
sus recursos más íntimos y desconoce el aburrimiento. Tiene un alto grado de
libertad, pues sabe relativizar y tomar distancia de los estímulos externos.
La felicidad duradera, a diferencia del bienestar
material, es un estado interior, y sólo podemos experimentarlo a través del
cultivo de la inteligencia espiritual.
En nuestra función y
aprendizaje de consultoría de organizaciones y personas necesitamos desarrollar
especialmente las tres inteligencias primordiales (racional, emocional y
espiritual), aunque crecer en todas siempre nos ayudará para el ejercicio de
este papel complejo. En nuestro máster de Consultoría de Procesos de DO,
buscamos la felicidad como actitud vital a integrar en nuestras vidas (ser
versus tener - Erich From-). En todo caso sugerimos algunas orientaciones
conductuales que pueden ayudar al desarrollo de esta inteligencia espiritual:
Práctica asidua de la soledad, gusto por el silencio y la contemplación,
ejercicio del debate y del filosofar, buscar lo espiritual en el arte, dialogar
socráticamente, experimentar la fragilidad y el deleite musical, así como
ejercitar la solidaridad, etc.
Un paradigma de esta
actitud vital que sintetiza la inteligencia espiritual es el siguiente cuento
que relato:
Un hombre de negocios
norteamericano estaba en el embarcadero de un pueblecito costero de México
cuando llegó una barca con un solo tripulante y varios ATUNES muy grandes.
El norteamericano felicitó al mexicano por la calidad del pescado y le preguntó cuánto tiempo había tardado en pescarlo.
El mexicano replicó: Oh! Sólo un ratito.
Entonces el norteamericano le preguntó por qué no se había quedado más tiempo para coger más peces.
El mexicano dijo que ya tenía suficiente para las necesidades de su familia.
El norteamericano volvió a preguntar: ¿Y qué hace usted entonces con el resto de su tiempo?
- El mexicano contestó: - Duermo hasta tarde, pesco un poco, juego con mis hijos, duermo la siesta con mi mujer, voy cada tarde al pueblo a tomar unas copas y a tocar la guitarra con los amigos. Tengo una vida plena y ocupada, señor.
- El norteamericano dijo con tono burlón: - Soy un graduado de Harvard y le podría echar una mano. Debería dedicar más tiempo a la pesca y con las ganancias comprarse una barca más grande. Con los beneficios que le reportaría una barca más grande, podría comprar varias barcas. Con el tiempo, podría hacerse con una flotilla de barcas de pesca. En vez de vender su captura a un intermediado, se la podría vender al mayorista; incluso podría llegar a tener su propia fábrica de conservas. Controlaría el producto, el proceso industrial y la comercialización. Tendría que irse de esta aldea y mudarse a Ciudad de México, luego a Los Ángeles y finalmente a Nueva York, donde dirigiría su propia empresa en expansión.
- Pero señor, ¿cuánto tiempo tardaría todo eso?
- De quince a veinte años.
- Y luego ¿qué?
- El norteamericano soltó una carcajada y dijo que eso era la mejor parte:
- Cuando llegue el momento oportuno, puede vender la empresa en bolsa y hacerse muy rico. Ganaría millones.
- ¿Millones, señor? Y luego ¿qué?
- Luego se podría retirar. Irse a un pequeño pueblo costero donde podría dormir hasta tarde, pescar un poco, jugar con sus nietos, hacer la siesta con su mujer e irse de paseo al pueblo por las tardes a tomar unas copas y tocar la guitarra con sus amigos.
- Bueno, pero eso es lo que hago ahora señor ¿Por qué tengo que esperar veinte años?
El norteamericano felicitó al mexicano por la calidad del pescado y le preguntó cuánto tiempo había tardado en pescarlo.
El mexicano replicó: Oh! Sólo un ratito.
Entonces el norteamericano le preguntó por qué no se había quedado más tiempo para coger más peces.
El mexicano dijo que ya tenía suficiente para las necesidades de su familia.
El norteamericano volvió a preguntar: ¿Y qué hace usted entonces con el resto de su tiempo?
- El mexicano contestó: - Duermo hasta tarde, pesco un poco, juego con mis hijos, duermo la siesta con mi mujer, voy cada tarde al pueblo a tomar unas copas y a tocar la guitarra con los amigos. Tengo una vida plena y ocupada, señor.
- El norteamericano dijo con tono burlón: - Soy un graduado de Harvard y le podría echar una mano. Debería dedicar más tiempo a la pesca y con las ganancias comprarse una barca más grande. Con los beneficios que le reportaría una barca más grande, podría comprar varias barcas. Con el tiempo, podría hacerse con una flotilla de barcas de pesca. En vez de vender su captura a un intermediado, se la podría vender al mayorista; incluso podría llegar a tener su propia fábrica de conservas. Controlaría el producto, el proceso industrial y la comercialización. Tendría que irse de esta aldea y mudarse a Ciudad de México, luego a Los Ángeles y finalmente a Nueva York, donde dirigiría su propia empresa en expansión.
- Pero señor, ¿cuánto tiempo tardaría todo eso?
- De quince a veinte años.
- Y luego ¿qué?
- El norteamericano soltó una carcajada y dijo que eso era la mejor parte:
- Cuando llegue el momento oportuno, puede vender la empresa en bolsa y hacerse muy rico. Ganaría millones.
- ¿Millones, señor? Y luego ¿qué?
- Luego se podría retirar. Irse a un pequeño pueblo costero donde podría dormir hasta tarde, pescar un poco, jugar con sus nietos, hacer la siesta con su mujer e irse de paseo al pueblo por las tardes a tomar unas copas y tocar la guitarra con sus amigos.
- Bueno, pero eso es lo que hago ahora señor ¿Por qué tengo que esperar veinte años?
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